El texto sagrado del Islam
En la concepción musulmana el Corán es la propia palabra de Dios que ha existido desde toda la eternidad y supone el culmen de la revelación divina a los humanos
Llamado Alcorán en las obras andalusíes bajomedievales, el Qurán o Corán contiene la revelación realizada por Dios al Profeta Mahoma (570-632) entre los años 610 y 632. Su texto está dividido en ciento catorce azoras o capítulos que a su vez contienen una serie de versículos o aleyas. Otras particiones tienen que ver con la recitación que se hace del Corán a lo largo del año en ceremonias litúrgicas. Dos tercios del texto fueron revelados a Mahoma durante su estancia en La Meca y el resto cuando ya era un dirigente político en la ciudad de Medina, llamado para dirigir sus asuntos colectivos. En él tienen influencia los libros revelados a anteriores monoteísmos como el judaísmo y el cristianismo. En la concepción musulmana el Corán es la propia palabra de Dios que ha existido desde toda la eternidad y supone el culmen de la revelación divina a los humanos. Se trataría de la copia más perfecta del Libro Azul que contiene el mensaje de Dios a la Humanidad. La revelación del Corán se realizó a través del arcángel Gabriel. Esta influencia de los textos sagrados anteriores es apreciada por sabios árabes medievales, como el andalusí Ali b. Hazm (994-1064), que señalan la herencia persa, india o griega en la formación de diversos parámetros de la cultura árabe. Lo cual no impide que algunos fundamentalistas al uso, tanto actuales como antiguos, nieguen las fuentes, por más que en el texto coránico aparezcan los profetas bíblicos o personajes históricos como Alejandro Magno. El peso del Corán en la vida humana, en concreto en la sociedad árabe, está perfectamente calibrado en autores como Abderrahmán b. Jaldún (1332-1406).En la concepción musulmana original, su lengua y su estilo no admiten comparación y por lo tanto resulta intraducible. Este hecho, en cualquier caso, desde la Edad Media a nuestros días, se ha topado con la existencia de comunidades musulmanas con escaso conocimiento del árabe. Lo que ha llevado a versiones o ediciones del Corán en las que constan el texto árabe original, en ocasiones la pronunciación figurada en caracteres propios de la lengua de la comunidad a la que vayan destinadas y una traducción a ese mismo idioma. Estas versiones del Corán se extienden desde los moriscos hispanos de los siglos XVI-XVII a las nuevas comunidades surgidas principalmente en el siglo XX y en todas las latitudes.
El Corán supone de hecho la primera muestra de la literatura árabe. Antes de él existieron los poemas de tiempos de la Yahiliya, la época anterior a la predicación de Mahoma, las mualaqat que se colgaban de los muros de la piedra negra de la Kaaba en La Meca. Aparte de otras manifestaciones culturales como las inscripciones sudarábigas u otras del resto de la Península Árabe. El texto coránico fue una de las bases en la normalización de la lengua árabe a partir del siglo VIII, que pasó a la lengua literaria, administrativa o comercial. En cuanto al estilo literario, el Corán está escrito en prosa, aunque contiene también pasajes de prosa rimada, lo que hemos de poner en relación con su carácter recitativo.
El texto coránico fue fijado, veinte años después de la muerte del Profeta, por una asamblea de expertos nombrados por el califa Uzmán (644-656), a partir de testimonios orales, el modo de comunicación literaria de este momento y hasta fechas recientes, y referencias escritas. Había memoriones, como existen hasta nuestros días, cuando el título de hafiz honra a la persona que conoce completo de memoria el texto revelado. El hecho de la oralidad queda ya marcado por el nombre del texto sagrado, Recitación más que Libro. El arcángel Gabriel transmite la revelación divina a través de la expresión “¡Recita!” y no diciendo “¡Escribe!”
Dentro de la literatura árabe el Corán es la obra más perfecta, a la vez que supone el corpus normativo original de la comunidad y la fuente de casi todo el derecho musulmán. Por ello la educación infantil, en tiempos pasados y hasta nuestros días, comenzaba por leer y memorizar el texto coránico, como hoy se sigue haciendo en algunos lugares del mundo árabe y el Islam. Aunque ya algunos teóricos de la pedagogía, como Abu Bakr Muhammad b. Al-Arabi de Sevilla (1076-1148), qadi o juez de la ciudad y estudioso del Libro, recomiende aprender la lengua árabe antes de comenzar con el estudio del Corán.
El Corán supone de hecho la primera muestra de la literatura árabe. El texto coránico fue una de las bases en la normalización del idioma a partir del siglo VIII, que pasó a la lengua literaria, administrativa o comercialA la exégesis del Corán y el análisis de sus lecturas se han dedicado muchos ulemas desde el siglo VII hasta la actualidad. Como en todas las culturas y ante cualquier obra o hecho, las formas de considerar el texto sagrado del Islam van desde la interpretación más literalista, que puede llevar a posiciones abiertas y de escala humana, a las interpretaciones más cerradas. De todas ellas encontramos ejemplos desde el momento de su revelación hasta estos comienzos del siglo XXI. Como en todos los textos sagrados pueden presentarse contradicciones sobre disposiciones concretas. Los mismos teólogos musulmanes hablan en este sentido del texto abrogante que elimina otro abrogado, normalmente establecido con anterioridad.Por referencia a los textos sagrados anteriores, Biblia y Nuevo Testamento, el hecho de ser un texto más moderno hace que disposiciones coránicas ofrezcan elementos novedosos como la de hablar de creyentes hombres y mujeres. Al mismo tiempo el hecho de haber sido Mahoma dirigente político a la vez que Profeta cuando se produce parte de la revelación hace que aparezcan en el Corán disposiciones de tipo comunitario, de norma penal, comercial o fiscal que no vemos en textos revelados anteriores. O la obligación de proteger, damma, a colectivos que se denominan Gente del Libro, por poseer texto revelado. Esta norma se aplicó históricamente de modo más amplio, acogiendo a los zoroastras persas o los yazidíes de la Alta Mesopotamia. El mismo texto señala cuándo un capítulo o versículo fue revelado en La Meca o Medina.
El Corán ha tenido una gran influencia en la literatura universal desde la Edad Media hasta nuestros días. No solo dentro del entorno de la literatura árabe o el Islam sino a nivel global. Desde la Edad Media surgen una serie de libros de controversia entre las diferentes religiones. En ellos se suele usar la figura principal o los personajes más representativos de un credo o su texto revelado para atacar a la otra creencia. Una parte de los autores de estos libros cuentan con un gran conocimiento sobre el Islam o el Corán. En otros casos su acercamiento a ellos es muy superficial. Entre los primeros cabe mencionar al Arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada (1170-1247), que cuenta con varias obras que mencionan a Mahoma o el Corán, o el mallorquín Ramón Llull (1170-1247), que como otros acuden al expediente de usar adjetivos calificativos negativos o denigratorios. El ambiente en que surgen suele ser de enfrentamiento comunitario en algún punto de la Tierra, como es el caso, en los escritores antes mencionados, de la Península Ibérica de los siglos XII y XIII, tierra de frontera entre Islam y Cristianismo. En autores menos conocedores de estos temas suelen producirse fenómenos de simplificación que terminan convirtiéndose en caricaturas de la realidad.
En época contemporánea alcanzó un notable y polémico éxito la novela Los versos satánicos (1988) de Salman Rushdie (n. 1947). En siglos anteriores, las literaturas europeas han dado lugar a una amplia colección de obras que se ocupan del mundo árabe y el Islam, comenzando por una tragedia de Voltaire (1694-1778), El fanatismo o Mahoma, donde uno de los padres de la Ilustración, principio de la civilización en la que vivimos, aprovecha la figura del Profeta del Islam para criticar a la Iglesia Católica de su época.